¿Cómo saber si alguien tiene déficit de atención e hiperactividad?

La dificultad para prestar atención y la conducta impulsiva son síntomas del TDAH.

El 13 de julio se celebra el Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una patología crónica del desarrollo neurocognitivo. La jornada pretende concienciar y sensibilizar sobre un trastorno crónico que afecta especialmente a niños y jóvenes.

La hiperactividad, la impulsividad y el déficit de atención son síntomas comunes del TDAH, como apuntan desde la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (FEAADAH).

Casi el 7% de los niños españoles padece este trastorno del neurodesarrollo, aunque sólo el 3% está diagnosticado y el 1% recibe tratamiento, según datos del proyecto PANDAH-Plan de Acción.

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad conlleva unas dificultades que pueden llevar a quienes lo padecen a relaciones inestables, mal desempeño en el trabajo o en el ámbito escolar y baja autoestima. Un tratamiento adecuado, a base de fármacos y psicoterapia, permite llevar una vida normal.

Síntomas del TDAH

Muchas personas tienen dificultades con las tareas diarias, pero desconocen que tienen TDAH, ya que no están diagnosticados. Aunque los síntomas de este trastorno varían, destacamos los más habituales, que pueden ser leves o graves:

  • Impulsividad
  • Desorganización y problemas para establecer prioridades
  • Poca capacidad organizativa
  • Dificultad para concentrarse en una tarea o realizar varias a la vez
  • Actividad excesiva o inquietud
  • Escasa planificación
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Cambios de humor frecuentes
  • Irritabilidad
  • Incapacidad para gestionar el estrés

Alguno de estos síntomas, sin embargo, también podemos sufrirlo en nuestra vida. Si se trata de episodios recientes o puntuales, probablemente no se trate de TDAH, ya que este trastorno sólo se diagnostica cuando los síntomas son lo suficientemente graves como para causar problemas continuos.

También es cierto que el TDAH puede ser difícil de diagnosticar en los adultos, porque algunos síntomas son similares a los causados por otras afecciones, como la ansiedad o los trastornos del estado de ánimo.

Causas y tratamiento

Aunque no existe una causa concreta, sí distintos factores que pueden estar involucrados en el TDAH. Los principales son la genética, el entorno y los problemas en el sistema nervioso central en momentos fundamentales del desarrollo. Los bebés prematuros también tienen un mayor riesgo de sufrirlo.

En cuanto al tratamiento, tanto en menores como adultos, es multidisciplinar y comprende medicamentos, educación, entrenamiento de habilidades y asesoramiento psicológico. La combinación de estas terapias ayuda a controlar muchos síntomas, aunque no cura la enfermedad, ya que es crónica.

Medicamentos. El médico podrá recetar estimulantes, que elevan y equilibran los niveles de los neurotransmisores del cerebro, o bien antidepresivos. Estos últimos actúan más lentamente que los primeros, pero son una alternativa cuando los estimulantes causan efectos secundarios graves.

Psicoterapia. Muy útil para aprender a organizarte, reducir los impulsos y mejorar la autoestima. Las terapias más comunes son la cognitiva conductual, centrada en mejorar los patrones de pensamiento y resolver problemas, y la terapia familiar, para ayudar a quienes conviven con un afectado por TDAH.

Esta última es fundamental, ya que la enfermedad afecta al entorno familiar. Un estudio de la Universidad de Barcelona halló que los padres de niños con TDAH tienen un mayor malestar emocional en comparación con quienes tienen hijos sin TDAH (42,37% en las madres y 26,79% en los padres).

6 mitos sobre la hiperactividad

Existen creencias falsas sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad que llevan a muchas personas a tener una idea muy equivocada. Desmontamos seis mitos sobre el TDAH:

Diagnóstico fácil. Al contrario de lo que se pueda creer, diagnosticar TDAH es muy difícil, ya que este trastorno suele solaparse con otros. Además, la hiperactividad es un síntoma de otros problemas.

Es incurable. Si bien es cierta esta afirmación, con un tratamiento adecuado se reducen los síntomas y se puede llevar una vida normal.

Los niños muy movidos son hiperactivos. No necesariamente, ya que hay muchos menores activos y enérgicos que no sufren este trastorno.

Hay que contener el movimiento. Al contrario, puesto que aumentaría la tensión interna y aumentaría la distracción. En estos casos, hay que canalizar el movimiento mediante actividad productiva.

La hiperactividad está relacionada con la capacidad intelectual. Esta última es independiente del trastorno y, por tanto, no está vinculada a él. Pueden padecer TDAH personas con capacidad intelectual alta y baja.

Desaparece con el tiempo. El trastorno por déficit de atención e hiperactividad es crónico, aunque la hiperactividad física se reduce con la edad. Lo que se mantiene es la sensación interna de agitación o tensión, incluso en situaciones de inactividad.

Como ves, el TDAH es una patología crónica que afecta a niños y adultos. La psicoterapia y una medicación adecuada ayudan a aliviar los síntomas y mejoran la calidad de vida de quienes lo padecen. Seguir una dieta sana y equilibrada y hacer deporte con regularidad también benefician al bienestar emocional y físico.

Fuentes:

¿Qué es el TDAH? Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (FEAADAH). https://www.feaadah.org/que-es-el-tdah/

Análisis de la psicopatología parental de los niños con TDAH. Inmaculada Insa Pineda. Enero 2020. Universidad de Barcelona. http://hdl.handle.net/2445/173629

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en adultos. Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/adult-adhd/symptoms-causes/syc-20350878

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