Cáncer de cérvix: la detección precoz es clave para salvar vidas

Los cribados y la vacuna contra el virus del papiloma humano ayudan a prevenir este tipo de cáncer. Descubra más. 

 

Es uno de los más frecuentes del aparato genital femenino. El cáncer de cérvix o de cuello de útero se produce cuando hay una proliferación de células que comienza en el cuello del útero, es decir, la parte inferior del útero que se conecta a la vagina.

 

La principal causa de este tumor es el virus del papiloma humano (VPH), una enfermedad de transmisión sexual. En la mayoría de casos, el sistema inmunitario evita que el virus haga daño, aunque, en un pequeño porcentaje, este sobrevive durante años, transformando en cancerosas algunas células del cuello del útero.

 

Este tipo de cáncer suele darse en mujeres de mediana edad (la media son 48 años, aunque hay bastantes casos desde los 30). Por el contrario, solamente el 10% de los diagnósticos se hacen en mujeres mayores de 65 años, según datos de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).

 

Según esta, en España, en 2024, se diagnosticaron 2.047 nuevos casos de cáncer de cérvix (representa unos 8 casos cada 100.000 mujeres). Una tasa de incidencia muy baja, gracias a una mayor prevención, que ha provocado una reducción drástica de la mortalidad en las últimas décadas.

 

Síntomas y factores de riesgo

Como hemos adelantado, el virus puede estar latente, pero manifestarse muchos años después. De ahí que, cuando empieza, el cáncer de cérvix sea una enfermedad silenciosa y asintomática. A medida que avanza,  puede causar signos, como estos:

 

Sangrado vaginal después de las relaciones sexuales, entre menstruaciones o después de la menopausia.

 

Sangrado de regla más abundante y de mayor duración

 

Flujo vaginal acuoso y con sangre que puede ser abundante y tener un olor fétido

 

Dolor durante las relaciones sexuales

 

En cuanto a la tipología, existen dos tipos principales de cuello de útero: el carcinoma epidermoide y el adenocarcinoma. El primero, el más común, empieza en unas células finas y planas llamadas escamosas, que recubren la parte externa del cuello del útero.

 

En cambio, el adenocarcinoma es un tipo de cáncer de cuello del útero que comienza en las células glandulares en forma de columna que recubren el canal cervical.

 

El tabaco, el aumento del número de parejas sexuales, padecer otras enfermedades de transmisión sexual y tener un sistema inmunitario debilitado son factores de riesgo que pueden predisponer a padecer la enfermedad.

 

La detección precoz, clave para evitar el cáncer de cérvix

Hoy en día, existen pruebas de detección muy efectivas para reducir el riesgo de cáncer de cérvix y una vacuna que protege contra el VPH. Así, la detección precoz puede reducir considerablemente la mortalidad. Por ello, los cribados mediante citología cervical son clave en el aumento de la tasa de supervivencia.

 

Su aplicación adecuada y sistemática ha conseguido reducir entre el 70 y el 80% la incidencia y mortalidad por este tipo de cáncer, según un informe de la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia.

 

Las pruebas de detección más habituales son el examen de Papanicolau y la prueba de ADN del virus del papiloma humano.

 

En la prueba de Papanicolau el médico realiza una raspadura y recolecta células del cuello del útero, que se analizan en un laboratorio. Esta prueba permite detectar células cancerosas y precancerosas, es decir, aquellas que pueden presentar cambios y aumentan el riesgo de cáncer de cuello uterino.

 

Por su parte, la prueba de ADN del virus del papiloma humano consiste en analizar las células del cuello del útero para detectar la infección por alguno de los tipos de VPH que tienen más probabilidades de derivar en este cáncer.

 

Si hay indicios de cáncer de cuello del útero, el médico también puede tomar muestras mediante una biopsia o curetaje. Una vez diagnosticada la enfermedad, el tratamiento suele centrarse en cirugía, radioterapia y quimioterapia.

 

La cirugía es la primera opción para destruir las células cancerosas y puede centrarse en extirpar solamente un trozo de tejido cervical (en el mejor de los casos) o bien extirpar el cuello del útero y parte del tejido circundante.

 

Sin embargo, en otros casos es necesario extirpar el cuello del útero, el útero, parte de la vagina y los ganglios linfáticos cercanos (histerectomía), lo que haría imposible un embarazo. Además de la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia (e incluso la inmunoterapia) son efectivos para eliminar el cáncer.

 

Como ve, el cáncer de cuello de útero puede detectarse a tiempo y tratarse con éxito. Los cribados, la vacuna contra el VPH y mantener relaciones sexuales seguras ayuda a prevenir su aparición.

 

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Fuentes:

Epidemiología del cáncer de cérvix. Asociación Española contra el Cáncer (AECC). https://www.contraelcancer.es/es/todo-sobre-cancer/tipos-cancer/cancer-cuello-uterino-cervix/epidemiologia-evolucion

 

Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia. Guía de cribado del cáncer de cuello de útero en España, 2014. https://www.aepcc.org/wp-content/uploads/2015/05/AEPCC_revista01.pdf

 

Cáncer de cuello uterino. Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/cervical-cancer/symptoms-causes/syc-20352501

 

La detección precoz salva vidas, o por qué es fundamental realizar cribados para evitar el cáncer de cérvix. Constanza Cabrera. Marzo 2025. El País. https://elpais.com/salud-y-bienestar/2025-03-25/la-deteccion-precoz-salva-vidas-o-por-que-es-fundamental-realizar-cribados-para-evitar-el-cancer-de-cervix.html

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