analgesicos

Analgésicos: medicamentos para el dolor

Todo el mundo ha experimentado dolor alguna vez. El dolor es una percepción absolutamente ligada a la vida con una probable causa evolutiva. Casi tan antiguos como el dolor en el hombre son los remedios para combatirlo.

Qué es el dolor

Clásicamente, el dolor se define como una desagradable experiencia emocional y sensorial que está asociada a un daño en los tejidos. En esta simplificación, cuando se produce un daño aparece el dolor a nivel sensorial. Sin embargo, en ocasiones, no es tan sencillo.

Las emociones también se relacionan con el mecanismo del dolor y esto añade un factor importante de imprevisibilidad. De hecho, existe dolor con daño en los tejidos y dolor que aparece en ausencia de daño, como sucede en algunos tipos de migraña, lumbalgias, etc.

De este modo, el dolor es un sentimiento subjetivo que se aprende a través de la experiencia desde la infancia. Existen multitud de factores que pueden influir en la forma de experimentar el dolor, entre ellas variables demográficas, factores genéticos y culturales y procesos psicosociales.

Tipos de dolor

El dolor es algo más que una sensación molesta. Hay que considerar en el propio concepto de dolor la importancia que se le atribuye, su significado, sus connotaciones, su supuesto origen, etc.

Se puede clasificar en función de múltiples variables como su duración, localización, intensidad, sensibilidad frente a los medicamentos, etc.:

Dolor según su duración

  • Agudo: Está limitado en el tiempo y tiene escaso componente psicológico, como el dolor musculoesquelético.
  • Crónico: Ilimitado en su duración, se puede acompañar de un claro componente psicológico.

Dolor según su origen o patogenia

  • Nociceptivo: Es el más frecuente, y se divide en somático y visceral en función de la localización de los nociceptores que son estimulados, originan la señal de dolor y la transmiten al sistema nervioso central.
  • Neuropático: Producido por un estímulo directo del sistema nervioso central o por lesión de vías nerviosas periféricas. Se describe como punzante o quemante.
  • Psicógeno o psicosomático: En él interviene el ambiente psico-social que rodea al individuo y cómo éste lo experimenta psicológicamente. Es típica la necesidad de un aumento constante de las dosis de analgésicos con escasa eficacia.
  • Dolor iatrogénico: Se trata del dolor causado por diferentes tratamientos médicos como cirugía, quimioterapia, etc.

Dolor según la localización

  • Somático: Se produce por la excitación anormal de nociceptores somáticos. Es un dolor localizado, punzante y que se irradia siguiendo trayectos nerviosos.
  • Visceral: Se produce por la excitación anormal de nociceptores viscerales. Son ejemplos de dolor visceral los dolores de tipo cólico.

Dolor según su curso

  • Continuo: Persistente a lo largo del día y no desaparece.
  • Irruptivo: Se produce de manera exacerbada y transitoria. Será incidental si es inducido por el movimiento o alguna acción voluntaria del paciente.

Dolor según su intensidad

  • Leve: Permite realizar las actividades habituales.
  • Moderado: Interfiere con las actividades habituales.
  • Severo: Interfiere con el descanso.

Dolor según la posibilidad de control y la farmacología

  • El dolor difícil (o complejo): Es el que no responde a la estrategia analgésica habitual.
  • Dolor que responde bien a los opiáceos: Suelen ser los dolores viscerales y somáticos.
  • Parcialmente sensible a los opiáceos: Se incluye el dolor óseo (además son útiles los AINE) y el dolor por compresión de nervios periféricos (es conveniente asociar un esteroide).
  • Escasamente sensible a opiáceos: Dolor por espasmo de la musculatura estriada o por infiltración-destrucción de nervios periféricos (responde a antidepresivos o anticonvulsionantes).

En el caso de dolores nociceptivos o “convencionales”, la causa es siempre un estímulo que actúa sobre receptores específicos (nociceptores) que están distribuidos por el cuerpo. El estímulo puede ser mecánico (como un golpe), químico (inflamación por una infección), o térmico (una quemadura). Estos cursan la petición de dolor al cerebro donde se analiza y se reenvía a la parte del cuerpo involucrada que reacciona “dolorosamente”. Suelen ser dolores agudos, que actúan como una señal de advertencia de un daño específico. Es la respuesta fisiológica adaptativa ante un estímulo adverso o perjudicial. Este tipo de dolor es fácilmente solucionable, ya que responde bien a los medicamentos analgésicos.

El dolor crónico suele ser mucho más difícil de tratar. La causa puede ser una enfermedad crónica o de larga duración. En ocasiones, el dolor crónico “se independiza” de la causa que lo originó o, incluso, se produce sin existir afectación alguna de los tejidos. Es el conocido como dolor psicógeno o psicosomático. A veces este se confunde con el dolor neuropático, causado por una afectación del sistema nervioso central o periférico.

Analgésicos y antiinflamatorios

El dolor puede afectar al estado de ánimo, al trabajo y a la vida social y familiar. Para tratarlo existe una gran variedad de medicamentos analgésicos.

Hay que tener presente que los analgésicos alivian el dolor, pero no suprimen la causa que lo provoca y no son inocuos, ya que presentan diversidad de efectos adversos.

El tipo de dolor, su causa, duración, etc., deberá marcar el empleo de los distintos tipos de analgésicos y antiinflamatorios contra el dolor.

No opioides

Paracetamol

Actúa contra el dolor y la fiebre y tiene efecto antiinflamatorio. Es adecuado para el dolor ligero o moderado y para casos de fiebre. No es agresivo para el estómago, como otros analgésicos. Es adecuado para niños y mujeres embarazadas. No se deben superar los 4 g diarios en adultos.

Ácido acetilsalicílico

La clásica aspirina reduce el dolor, inhibe la inflamación y baja la fiebre. Además, protege contra las enfermedades cardiovasculares. Se recomienda para dolores ocasionales leves y para bajar la fiebre. Puede provocar problemas gástricos que se minimizan si se toma junto a las comidas. No se aconseja en menores de 16 años.

Antiinflamatorios no esteroideos (AINE)

Se incluyen aquí el ibuprofeno, naproxeno y diclofenaco, entre otros. El único que puede conseguirse sin receta a dosis baja es el ibuprofeno. Actúan frente al dolor, la inflamación y la fiebre. También pueden ocasionar efectos adversos gastrointestinales.

Opioides

Los derivados del opio se utilizan para casos de dolor moderado y severo. Según su poder analgésico se pueden diferenciar los opioides menores (codeína, tramadol, entre otros) y los opioides mayores (morfina, metadona, …). Requieren la prescripción de un médico.

Otros tratamientos contra el dolor

La visión tradicional considera al dolor como mero síntoma de una enfermedad. Para el dolor agudo este modelo funciona adecuadamente, cuyo tratamiento con medicamentos analgésicos alcanza una elevada tasa de éxito. Esto no sucede así en los casos de dolor crónico, que a menudo se presenta junto a cuadros de ansiedad, depresión, etc. De este modo, habría que abordar al dolor crónico con un tratamiento multidisciplinar (medicina, fisioterapia, asistencia social, psicología, etc.), dada su mayor complejidad.

Algunas de las técnicas que se contemplan en el tratamiento del dolor crónico y que han mostrado efectos positivos son la relajación, la actividad física, la hipnosis, la meditación y la terapia cognitivo-conductual.

Finalmente, las terapias alternativas como la acupuntura han mostrado efectos positivos en algún tipo de dolor crónico específico como el dolor de espalda, pero no en otros, y su validez desde el punto de vista clínico es controvertida.

Si necesitas un tratamiento para el dolor accede al cuadro médico de Nueva Mutua Sanitaria.

Referencias y bibliografía

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