Como cualquier otra emoción, la rabia tiene un sentido. Aprende a usar su fuerza y energía para tu propio crecimiento personal.
Si no sirviera de nada, si hubiera que ocultarla y no experimentarla, la rabia no existiría. Todas las emociones (buenas y malas) nos aportan información valiosa del entorno y de nosotros mismos, y nos predisponen a la acción.
Y es que, como bien dicen, “lo esencial es invisible a los ojos”. En la rabia hay una fuerza contenida, una energía que quiere salir. Una explosión que nos invita a expandirnos y a volver a ponernos en nuestro sitio.
Qué es la rabia
La rabia es la emoción que nos impulsa a actuar y nos ayuda a recolocar los límites. Estamos rabiosos cuando nos sentimos atrapados y necesitamos ensanchar los muros que nos aprisionan.
Consideramos que algún límite se ha traspasado, sin que hayamos podido evitarlo. Nuestro espacio vital se ha vuelto más pequeño. Nos sentimos encarcelados en la situación y nos parece injusto.
De esta manera, creemos que somos víctimas inocentes de esa trasgresión de nuestro espacio. Nuestro juicio sospecha que alguien es culpable de ello y merece un castigo. Por esa razón, hay tanta agresividad y violencia en la rabia. Solo deseamos castigar a quien nos ha hecho daño y volver a poner la barrera en su sitio, es decir, a recolocarnos.
Si entendemos qué es y por qué surge la rabia, podemos utilizar su fuerza para crecer.
Cómo usar la rabia para crecer
Cuando estamos inundados por la ira, existen cuatro pasos sencillos que pueden ayudarnos a lidiar con esa emoción y aprovecharnos de su enorme poder:
- Identificar y aceptar. Es crucial saber localizar y asimilar la rabia. Ser conscientes de ella y no ocultarla. Tratar de vivirla de forma natural, sin hacernos daño ni hacerlo a los demás. No valen los castigos. Puedes gritar o escribir lo que sientes sobre el papel.
- Analiza su alcance. Una vez identificada la rabia, indaga sobre la situación que la provoca y valora su alcance, proporción e idoneidad. Piensa en las fronteras que se han rebasado: qué es aquello que te han arrebatado. ¿Respeto, sentirte cuidado o valorado?
- Resitúa los límites. Habla con esa persona y explícale por qué no puedes aceptar la situación. Dile que hay unas fronteras que no quieres que se crucen. Indícale qué es lo importante para ti para evitar situaciones así en el futuro.
- Utiliza otras emociones. Hazte con la modestia y la paciencia para comunicar la rabia de forma efectiva. No conseguirás nada si reclamas algo chillando. Mejor si usas el coraje de hablar, la empatía de comprender al otro y la humildad al aceptar que lo has entendido mal.
4 estrategias para gestionar la rabia
Además de los pasos sobre inteligencia emocional que hemos explicado para conseguir la paz interior, existen algunas estrategias que pueden ayudarnos a canalizar la rabia:
- Autocontrol. El entrenamiento de autocontrol frente a situaciones difíciles provoca cambios positivos en el funcionamiento cerebral, según una investigación reciente publicada en la revista Social Neuroscience.
- Motor creativo. Aunque la rabia tiene una connotación negativa y destructiva, taparla y no sentirla es un error. Cuando estés muy enfadado, intentar canalizar esa energía hacia una actividad creativa, como la pintura, la escultura o la escritura.
- Ejercicio físico. Practicar deporte nos ayuda a liberar tensiones, calmar la mente y sentirnos mejor (gracias a las endorfinas). Sal a correr, vete al gimnasio o la piscina y encuentra tu válvula de escape para desfogarte.
- Meditación. El mindfulness es una herramienta eficaz para lograr un mayor control del cuerpo y la mente. El yoga también puede servir para serenar la mente y equilibrar el estado de ánimo, además hace trabajar el cuerpo.
Es bueno acostumbrarse a controlar la impulsividad y pensar siempre antes de actuar. Cuando algo te ofusque, respira y recapacita antes de saltar. Eso puede evitarte muchas reacciones de las que luego podrías arrepentirte.
En Nueva Mutua Sanitaria contamos con los mejores psicólogos y psiquiatras para ayudarte a controlar las emociones.
Fuentes:
- Gilam G, Hendler T. Deconstructing Anger in the Human Brain. Curr Top Behav Neurosci 2017; 30: 257-273. doi: 10.1007/7854_2015_408.
- Pérez MA, Redondo MM, León L. Aproximaciones a la emoción de ira: de la conceptualización a la intervención psicológica. Revista Electrónica de Motivación y Emoción 2008; 9(28). Universidad Jaime I.
- Beames JR et al. The impact of self-control training on neural responses following anger provocation. Soc Neurosci 2020; 15(5): 558-570. doi: 10.1080/17470919.2020.1799860.