Los momentos de desesperanza y miedo han sido comunes, y han podido potenciar problemas emocionales
La vuelta al curso escolar no ha dejado indiferente a nadie. Regresamos de las vacaciones tras un año marcado por los miedos, la incertidumbre y la distancia social.
A algunos, las vacaciones les han servido para reconectar con las sensaciones de descanso y felicidad. A otros, para continuar la batalla por la supervivencia en este nuevo contexto vital traído por el Covid. Lo que está claro es que la pandemia ha dejado huella en todos nosotros, de una manera u otra.
Aumentan los trastornos de ansiedad
Los momentos de desesperanza y miedo han sido comunes y, en función de cómo se vivía, han podido potenciar problemas emocionales presentes o latentes.
Entre los trastornos más habituales que se han desarrollado están los relacionados con la ansiedad, como el trastorno de pánico. Se caracteriza por el miedo constante a tener un ataque de ansiedad en diferentes lugares y puede ir acompañado de agorafobia o temor a estar en espacios abiertos con mucha gente.
Pero, sin duda, el trastorno de ansiedad que más prevalencia ha tenido ha sido el trastorno de estrés postraumático, basado en el temor a que el contagio pudiera ocasionar la muerte a uno mismo o a familiares cercanos, según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid.
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) ha sido otro de los trastornos de ansiedad más presentes, debido a las medidas de prevención propiciadas por el Covid. Se relaciona con la preocupación constante por contagiarse y la necesidad posterior de realizar rituales de limpieza: lavado exhaustivo de manos, uso de abundante gel hidroalcohólico, limpieza de la casa o de las prendas de vestir al llegar de la calle.
Los adolescentes, de los más afectados
Los adolescentes han visto cómo su vida social, tan necesaria en esta etapa, se ha restringido por el bien común. Dentro de este colectivo, los trastornos predominantes han sido los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), la depresión y las conductas disruptivas.
No es casualidad, ya que las situaciones críticas disparan nuestros mecanismos de supervivencia. Lo que en un principio es una buena forma de adaptación al medio puede conllevar el desarrollo de trastornos psicológicos si se mantiene en el tiempo.
La intensidad, la frecuencia y la duración de los síntomas para manejar las emociones determinan que un mecanismo de defensa se convierta en un trastorno.
Cómo gestionar las emociones que ha traído la pandemia
Cada persona ha utilizado sus recursos o herramientas internas para manejar sus emociones de una manera adecuada. Muchas han retomado actividades que les producían satisfacción (hacer deporte, leer u otros hobbies) y, sobre todo, han aceptado que las situaciones anormales producen reacciones normales.
Otra manera de gestionar nuestro estado de ánimo es verbalizar con alguna persona de confianza qué nos pasa o cómo nos sentimos.
En ocasiones, puede que nos demos cuenta de que algo no anda bien dentro de nosotros. En esos casos, pedir ayuda a un profesional que entienda por lo que se está pasando es la forma de prevenir futuras patologías.
Syra Balanzat es psicóloga clínica especialista en el tratamiento de adolescentes, adultos y parejas en el abordaje de situaciones traumáticas, problemas de alimentación y apego. Tiene consulta en el Centro Médico Claudio Coello, de Nueva Mutua Sanitaria.