La mitad de los españoles sufre quemaduras solares, al menos, una vez al año. Una buena protección y evitar las horas críticas es clave.
Con la llegada del verano vienen las ganas de disfrutar del sol en la playa, la piscina o la montaña. Asimismo, el buen tiempo, los días largos y el descanso vacacional nos suelen llevar a cometer excesos (tanto alimentarios como de exposición solar, de la que ahora hablaremos).
Seguro que todos nos hemos quemado alguna vez, es decir, nuestra piel se ha enrojecido e inflamado. Una situación que muchas veces viene acompañada de dolor.
Las quemaduras solares se producen por un exceso de luz ultravioleta (UV), que procede del sol o de fuentes artificiales. Cuando la UV penetra en la piel, provoca que el sistema inmunitario reaccione, aumentando el flujo sanguíneo a las zonas afectadas, inflamando la piel y provocando una quemadura.
Varios estudios encontraron que la mitad de los españoles sufrimos quemaduras solares al menos una vez al año. Unos datos que deberían alertarnos para tomar medidas y prevenir las quemaduras solares, que pueden causar envejecimiento prematuro, manchas y un mayor riesgo de cáncer de piel.
Quemaduras solares: síntomas
Suelen aparecer unas horas después de haber tomado el sol demasiado tiempo (o haberlo hecho en la franja horaria más peligrosa, es decir, de 12 a 5 de la tarde). Además de la piel rosada o enrojecida, estos signos son un indicador de una quemadura solar:
- Piel caliente al tacto
- Hinchazón en la zona quemada
- Dolor, sensibilidad y picazón
- Pequeñas ampollas llenas de líquido
- Dolor de cabeza
- Fiebre y fatiga, si la quemadura es grave
- Dolor en los ojos, sensación de arenilla e incluso cambios en la visión
- Ampollas (con pus o líneas)
Factores de riesgo
Las personas blancas de piel y las de cabello rubio y pelirrojo tienen un mayor riesgo de quemarse, aunque no son las únicas. Los siguientes factores también inciden en la predisposición a sufrir quemaduras solares:
Haberlas sufrido ya. Es un factor de riesgo importante, ya que es más fácil que puedan repetirse.
Vivir en un lugar muy soleado o trabajar al aire libre (sobre todo, en verano, cuando la exposición al sol es mayor)
Nadar o estar continuamente en el agua, ya que la piel húmeda tiende a quemarse más que la seca
Tomar rayos UVA en cabina. Exponer con regularidad la piel sin protección a la luz ultravioleta de las cabinas solares es un riesgo y puede conllevar quemaduras
Ciertos medicamentos. Sobre todo, aquellos fotosensibles, como antiinflamatorios y antidepresivos, ya que son más vulnerables a las quemaduras
Cómo prevenir y tratar las quemaduras solares
Antes de hablar sobre el tratamiento, hay que intentar evitar que aparezcan las quemaduras solares. Para ello, siga estas pautas:
Máxima protección. Tanto los días soleados como los nublados, ya que el 80% de los rayos UV pueden penetrar las nubes. Aplíquese una dosis generosa de protector solar por todo el cuerpo, incluyendo orejas, cuello y labios. Si su piel es blanca, elija un protector resistente al agua y con un SPF 50 o superior.
Si puede, use un protector con bloqueadores físicos, ya que aportan la máxima protección a las pieles sensibles. Hágalo media hora antes de salir a la calle y reaplíqueselo cada dos horas o antes, si se da un baño. Revise la etiqueta del protector para comprobar que no está caducado.
Cúbrase bien. La sombrilla, las gorras y sombreros, las gafas de sol, los pañuelos y las prendas claras y de algodón protegen del sol y complementan el efecto de los protectores solares. Aun así, debe controlar el tiempo de exposición al sol y evitar que sea entre las 12 y las 5 de la tarde, cuando este es más intenso.
Hidrátese. Beba agua con frecuencia o tome alimentos que la contengan, como sandía y melón, para evitar la deshidratación y tener la piel más protegida.
Si ya tiene una quemadura solar, le indicamos cómo tratarla para mejorar los síntomas, como el dolor y la hinchazón.
Aplíquese frío. Ya sea agua fría, hielo o también una loción calmante (lo ideal sería que contenga aloe vera o caléndula). Repita varias veces al día para refrescar y rehidratar la zona afectada.
Tómese un analgésico. El ibuprofeno es uno de los más comunes tras una larga exposición al sol. Puede tomarlo por vía oral o externa, en formato gel. Si la quemadura es grave, acuda al médico, quien podría recetarle corticoides de uso tópico para reducir la inflamación.
Como ve, las quemaduras solares son bastante comunes, sobre todo en verano. Prevenirlas es la mejor opción para evitar las consecuencias. Ponga en práctica las recomendaciones anteriores y siga una dieta rica en frutas y verduras, sobre todo las que contienen mucha agua, como el pepino, la sandía y el melón.
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Fuentes:
Quemaduras por el sol. Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/sunburn/symptoms-causes/syc-20355922
Quemaduras de sol y tu piel. Skin Cancer Foundation. https://www.skincancer.org/es/risk-factors/sunburn/
La mitad de los españoles sufre quemaduras solares al menos una vez al año y la mayoría nunca ha ido a una revisión. 20 Minutos. Mayo 2024. https://www.20minutos.es/salud/la-mitad-de-espanoles-sufren-quemaduras-solares-nunca-han-ido-a-revision-5312153/